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Hoces del Río Riaza

  • jubilatassenderistas
  • 4 nov 2015
  • 2 Min. de lectura



Es buen momento para hacer esta excursión. El otoño ofrece mucho colorido y en la zona a la que vamos es donde hay una de las mayores concentraciones de aves rapaces de Europa. No es época de apareamiento ni de protección especial de sus crías. En otras épocas del año éste hecho imposibilitaría o restringiría el acceso al entorno.


Nos citamos temprano en el área de descanso de Villalvilla de Montejo. Éramos catorce caminantes.


Después de los cafés nos dirigimos al aparcamiento que Montejo de la Vega de la Serrezuela tiene preparado para los excursionistas que desean visitar los Hoces del río Riaza.


El grupo más numeroso siguió por el camino principal, mientras que otro se desvió al Centro de Educación Ambiental buscando fotografiar el río, las rapaces y el entorno. Cuando nos reagrupamos alguien comentó que Emilio había ido a buscar al grupo perdido. Entonces, Agustín, haciendo alarde de su capacidad deportiva, retrocedió corriendo en busca de su hermano Emilio que, sin embargo, se encontraba tranquilamente con el resto de la expedición y en ningún momento se había movido del sitio. El reencuentro nos demoró una hora y nos aseguramos de que el grupo ya no se volviese a dividir.


Alcanzamos una atalaya desde la que se ofrecía una imagen bucólica del convento del Casuar dentro de un cañon geológico provocado por el río. A lo lejos se podían ver los inmensos ojos del puente del ferrocarril que une Madrid con Aranda de Duero. Desde allí ya sólo quedarían 1000 m más para la presa.


Al llegar a la presa decidimos comer. En ese momento comenzó a llover. Nos dirigimos al porche de una edificación contigua donde pudimos degustar nuestras viandas. Cuando alcanzamos el climax de la ingesta, de la casa apareció un individuo entre sorprendido y somnoliento a la vez, probablemente el vigilante del lugar, que cortésmente nos ofreció su hospitalidad. La rechazamos amablemente disculpándonos por las molestias ocasionadas.


En el camino de vuelta pudimos observar con más intensidad los colores del otoño a causa de la lluvia caida.


Muy bonita excursión.



LRE

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