Madrid Cristiano
- jubilatassenderistas
- 8 abr 2016
- 3 Min. de lectura

TERCERA JORNADA DE JUBILOGATOS POR MADRID
El pasado Viernes 8 de Abril nos reunimos en la Plaza de Oriente para que de la mano de Alejandro Ameller conociéramos los orígenes cristianos de la Villa y Corte. A la vez que un grupo numeroso de turistas se fotografiaban en la estatua de Felipe IV nuestro guía nos dio las primeras indicaciones.
Desde allí nos dirigimos hacia el inicio de la Cuesta de la Vega en la que estuvo la primitiva fortaleza árabe y en donde nace la historia de Mayrit, como la llamaron los árabes, o Matrice, como la denominaban los cristianos. Estos moraban en los arrabales de la medina, en torno a la actual calle Segovia. No debemos olvidar que Alfonso VI conquista la villa en 1083 gracias al arrojo de los cristianos los cuales trepando como gatos –de ahí la denominación- tomaron la plaza.
A continuación cruzamos la calle Bailén y proseguimos por Mayor hasta llegar hasta Sacramento, así llamada porque era la ruta principal por donde discurría la procesión del Corpus. En la esquina con la calle del Rollo, nos explicó Alejandro que dicho nombre hace referencia a la columna o rollo instalado a la entrada de la Villa, símbolo del poder que ejercía el corregidor, tal como establecía el Fuero de Madrid.
Desde allí descendimos hasta la plaza de la Cruz Verde, denominada así por el color de la cruz que allí se alojó en recuerdo de los reos ajusticiados por la Inquisición. En ese punto nos informó que en la hoy calle Segovia corría el arroyo de San Pedro o Matrice, un riachuelo que afluía al Manzanares y en cuyos aledaños vivían los cristianos cuando Al-Mundhir construye la alcazaba en 856, cuna del Mayrit árabe al que aquellos llamarán Magerit, nombre del que se derivan Matrice y la actual Madrid.
Cruzando la calle Segovia proseguimos la visita hasta la Plaza de la Paja. Aquí nos comentó que dicho lugar fue el mayor espacio abierto durante la Edad Media hasta la construcción de la Plaza Mayor en el s. XV. En aquella residían las familias madrileñas de más rancio abolengo. Mención especial dedicó Alejandro a la placa que alude a Ruy González de Clavijo como morador de una las fincas de la plaza. Este madrileño fue enviado por Enrique III como embajador ante la Corte de Tamerlán. Tras un azaroso viaje llegó hasta Samarkanda, informándonos de la existencia en dicha urbe de una calle referida a dicha expedición, si bien aquel no obtuvo los frutos esperados toda vez que el Tamerlán exigió que el monarca castellano fuera su vasallo.
Ascendiendo por la plaza alcanzamos la plaza de San Andrés en donde entramos a visitar la iglesia del mismo nombre, una de las primeras parroquias de la plaza. Aunque totalmente restaurada, tras su destrucción en la guerra, su interior no es muy destacable aunque en el curioso jardín que la bordea estuvo enterrado San Isidro hasta su traslado a la Colegiata de la calle Toledo.
Descendimos de nuevo por la calle del Almendro en donde nos detuvimos a contemplar un lienzo de la antigua muralla cristiana, uno de los pocos ejemplos al aire libre que pueden encontrarse en la capital, ya que la mayoría se encuentran en el interior de edificios más modernos.
Desde allí nos acercamos a la Colegiata de San Isidro, en donde aunque conseguimos entrar tuvimos un incidente con uno de sus vigilantes dado que no podíamos hacerlo dado que estaba celebrándose un acto que impedía su acceso. En el exterior, Alejandro nos informó sobre algunos avatares de la vida del labrador mozárabe y como de todos es conocido, patrón de nuestra ciudad. Entre otras cosas nos comentó que se cree que estuvo al servicio de la poderosa familia Vargas, que fue en Torrelaguna en donde contrajo matrimonio con una joven guadalajareña de la villa de Uceda y de algunas leyendas que se le atribuyen.
Sin más dimos por finalizada la visita, y nos desplazamos a comer al restaurante de un hermano de Paco que se llama MAX MADRID y que se encuentra ubicado en la calle del Prado. Allí degustamos un menú muy bien presentado y departimos amigablemente con nuestros compañeros de mesa, dando por finalizada la jornada con el estómago lleno y con nuestros conocimientos ampliados por Alejandro sobre nuestra querida ciudad.
Continuará
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